Basta una rápida mirada a la obra de Rafael Vanegas paracaptar su aura irreverente y cosmopolita, su carácter urbano ysofisticado y su atractivo visual. Pero es necesaria una doblemirada o una observación más detenida para desentrañar losargumentos de su contenido. En su trabajo Vanegas combinasexo y religión en una singular simbiosis que incita a reflexionaracerca de ambos, y a cuestionar, no la ética o filosofía moral,sino esa moral en cuyo nombre algunas religiones imponenrestricciones al comportamiento sexual. En este sentido y porextensión, el artista invita a considerar los imperativos culturales,los sentimientos, las emociones y los valores que determinanla conducta humana. Y Vanegas lo hace a través de pinturasy dibujos en los cuales el soporte deja de ser un fondo paraconvertirse en protagonista gracias las arrugas infligidas por el artista y a ciertos aditamentos como gaza que le aportan una sugestiva textura, y utilizando un colorido parco pero elocuentea través de la sutileza, es decir, con un lenguaje singular y demanera no sólo consecuente con su contenido, sino efectiva.
Eduardo Serrano